Entre los principales efectos físicos negativos en los organismos, destaca la falta de apetito, daños intestinales y cambios en el metabolismo
El plástico es uno de los materiales más utilizados en la vida cotidiana debido a su ligereza, bajo costo, resistencia y transparencia. Sin embargo, el principal inconveniente de su uso radica en su lenta degradación, que puede extenderse hasta 500 años. Este proceso puede darse a través de medios químicos (oxidación), físicos (calor, luz UV, acción mecánica), o por degradación microbiana. Estos procesos culminan la generación de pequeñas partículas llamadas microplásticos (MP).
Con base en un estudio del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), los MP son partículas plásticas con tamaños que van desde 1 µm hasta 5 mm y estima que pueden ingresar al medio ambiente hasta 11 millones de toneladas al año.
Los especialistas del Cinvestav destacan que existen dos tipos de MP: primarios y secundarios; los primeros son los que ingresan directamente al medio ambiente y representan aproximadamente del 15 al 30% provenientes de los océanos.
Los secundarios, agregan, se generan por la fragmentación de los desechos plásticos. Entre los principales tipos de MP se encuentra los derivados de polietileno (bolsas plásticas o botellas), poliestireno (contenedores de alimentos), nylon (líneas de pesca), polipropileno (telas) y cloruro de polivinilo (tuberías plásticas).
Varones adultos, los más expuestos
Refieren que, sin darnos cuenta, los seres humanos podemos ingerir una cantidad importante de microplásticos a través de alimentos como frutas y hortalizas.
Con base en el estudio del Cinvestav, en 2020 los estadunidenses consumieron entre 39 mil y 52 mil partículas de micropláticos al año. Pero al combinar estas partículas se adquieren del aire y de los alimentos que se consumen, los seres humanos pueden llegar a ingerir aproximadamente entre 203 a 332 partículas al día.
Los especialistas destacan que factores como género y edad son importantes en el consumo diario de estas partículas, siendo el grupo de los varones adultos el más expuestos.
Disminuyen el valor nutrimental
Algunos de los daños más recurrentes en plantas comestibles por los microplásticos, explican, son la inhibición del crecimiento, cambios en el metabolismo energético, daños al sistema oxidativo y antioxidante. Además de la disminución en el valor nutrimental en plantas, por lo que sugieren dar prioridad a la investigación de la presencia de MP en plantas y su posible impacto negativo en la salud humana.
Los efectos de los microplásticos en la salud humana es un tema que se ha estudiado en años recientes, por lo que no hay evidencia sólida que indique que su presencia en el cuerpo conlleve un daño a la salud.
“Lo que es un hecho es que los seres humanos podríamos ser capaces de acumular grandes cantidades de estos materiales. Aunque entre los principales efectos físicos negativos en los organismos, destaca la falta de apetito, daños intestinales y cambios en el metabolismo energético, entre otras”, explican.
Algunos estudios plantean que los humanos somos capaces de eliminar alrededor del 90% de microplásticos consumidos en los alimentos, dejando solo el 10% en el organismo. Este panorama es muy preocupante ya que una persona a cierta edad puede llegar a desarrollar problemas de salud por la acumulación de estas partículas.
Por tanto, aunque nuestro organismo tiene la capacidad de desechar estas partículas de plástico mediante las heces, la bioacumulación puede llegar a ser un problema a largo plazo y su efecto en la salud ha sido poco estudiado, añaden.